La piel grisácea tras un paro cardiaco

A ella la conocíamos perfectamente porque en alguna ocasión dejó que midiéramos sus centros de transmisión de emociones para ver qué relación tenían las áreas de éstos con el carácter de la persona, así que cuando se sometió a una pequeña operación, que debía ser de rutina, y sufrió un infarto y tuvo que ser reanimada, o resucitada, el término que gusten usar es correcto, con el desfibrilador en cuanto tuvo posibilidad nos mandó imágenes suyas (fotografías) para que las analizáramos. Ella decía que se sentía extraña, en las fotografías no encontrábamos nada raro así que supusimos que sentirse raro es la forma en que uno se siente después de haber tenido un paro cadiaco y haber sido reanimado, o resucitado, con un desfibrilador.

Salió del hospital y nos pasó a ver para revisión. Lo primero que notamos era que había perdido el brillo de su piel y ahora se veía grisácea, opaca, apagada. La revisión simple nos mostraba que había señal en todos los centros de transmisión, ella no nos podía explicar qué sentía diferente, pero en definitiva el color de la piel no era normal, no se veía sano, así que decidimos dimensionar sus centros de transmisión de emociones pintándolos en su piel, para ver si algo había cambiado que no nos fuera visible tan fácilmente.

Cuando pintamos el contorno de los centros de transmisión de emociones del corazón y del estómago nos encontramos con medias lunas, sólo mitades de círculos, en uno estaba la mitad izquierda transmitiendo y en el otro la mitad derecha. Desde hacía tiempo teníamos la idea de que las alarmas del cuerpo están en zig-zag, y unas alarmas reaccionan a cargas positivas y otras a negativas, este descubrimiento en sus centros de transmisión rotos nos acercó más a la confirmación de esta hipótesis sobre la localización de las alarmas emocionales en el cuerpo.

Como no teníamos idea de lo que había ocurrido y sólo podíamos suponer que la descarga eléctrica del desfibrilador había dañado o desconectado los... cables(?) que conectan el centro de transmisión de emociones con el órgano que genera la señal decidimos desconectar completamente del centro de transmisión de emociones e instalar uno nuevo esperando que con ello funcionara correctamente y se conectaran los cablecitos(?) por dentro.

Sí funcionó. Y si les dijera que en el transcurso de los siguientes días recuperó el tono de piel sería muy creíble, pero en realidad recuperó el tono de piel, natural, sano, rosado, brillante, en un par de minutos (y tal vez es demasiado tiempo). Ella nos comentó que hasta el sabor de la comida le cambió, ahora podía degustarla mejor, también le cambió la sensación del tacto en la piel, y mencionó que podía sonreír más fácilmente "porque ahora sí lo sentía".

Después de este caso hemos visto que en muchas personas que han recibido reanimación con desfibrilador, o que han sido sometidas a cirugías con asas eléctricas, o que han recibido fuertes descargas eléctricas accidentales, aparece este fenómeno de la piel grisácea, opaca, y hasta el momento, en todos los casos que hemos podido comprobar, se repite este fenómeno de algún centro de transmisión de emociones roto y las personas también son insensibles a diferentes estímulos bien definidos (por ejemplo; el daño en el centro de transmisión de emociones del vientre ocasiona que las piernas sean insensibles a las caricias).

Para más información pidan el libro "El Sistema Circulatorio Emocional" (disponible también en versión electrónica en Amazon).

NOTA: Obviamente no hay unos cables conectando los órganos con los centros de transmisión de emociones, al menos no unos cables como estamos acostumbrados a verlos en las instalaciones eléctricas, pero si no lo imagino, si no le doy una forma funcional, ni siquiera podría suponer lo que ocurre, ni explicarlo y mucho menos intentar arreglarlo.

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